- En cuanto a la persona, se trata de tener en cuenta sus diferentes aspectos (necesidades físicas y energéticas, estado emocional y espiritual…).
- En cuanto a la comida, se trata de alejarse del enfoque clásico (reduccionista o analítico) que se centra en los efectos de los nutrientes, solos o en grupo, y de interesarse por los alimentos en su totalidad, identificados como matrices alimenticias completas. En esta perspectiva, los alimentos también son considerados desde el punto de vista de su origen, de su calidad, de sus posibles relaciones, etc.
Recordemos que holístico contiene la raíz griega “holos”, que significa “entero, completo”.
El objetivo de la nutrición holística es por tanto aportarle salud y felicidad, como ya lo formulaba Hipócrates en el siglo V a.C.: “que tu alimentación sea la primera medicina”. Pero este planteamiento también se integra en una visión espiritual y a largo plazo de la alimentación, especialmente respetuoso con el medio ambiente.
Concretamente, ¿cómo podemos alimentarnos de manera holística hoy?
¿Cómo incorporar la alimentación holística a su vida cotidiana?
Alimentos lo más parecidos posible a su estado natural
La alimentación holística requiere comer alimentos tan parecidos como sea posible a su estado natural. La nutricionista Andrea Szabo le anima especialmente a “alimentarse con alimentos naturales integrales” que crecen en la madre tierra y a beber agua pura (con una cantidad mínima de ingredientes transformados)…”
Por otra parte, el hecho de comer alimentos crudos y variados le ayudará a obtener buenos aportes de macronutrientes (lípidos, hidratos de carbono y proteínas) y de micronutrientes (vitaminas y minerales), necesarios para el funcionamiento del organismo en su totalidad (1-2).
Por supuesto, asegúrese también de reducir al máximo su consumo de alimentos industriales y procesados, que pueden contener colorantes, aromas artificiales o edulcorantes perjudiciales para la salud.
Comer con conciencia
Pero la alimentación holística consiste también en preguntarse: ¿de dónde viene mi comida?¿Han sido bien procesados estos alimentos? ¿Por qué como estos alimentos? ¿Cómo los consumo? ¿Con qué otros alimentos? Estas preguntas le ayudarán a elegir mejor los alimentos, tanto desde un punto de vista ético como funcional.
Dedíquele tiempo también a comer lentamente, a prestar atención a las diferentes texturas que tiene en la boca. Concéntrese en la apreciación de su comida. Todo esto afecta a la manera en que se digieren y se absorben los alimentos.
Seguir una dieta mediterránea
Esta forma de comer le anima de forma natural a optar por los alimentos más sanos posibles. La dieta mediterránea, por ejemplo, es una dieta conocida por ser beneficiosa para el organismo e incluso para aumentar la esperanza de vida (3).
Da preferencia al consumo de vegetales, de grasas de calidad y de cereales integrales. El aceite de oliva virgen, las frutas y las verduras frescas, el pescado, las especias, las nueces o las semillas son ingredientes claves de esta dieta alimenticia que encaja bien con el enfoque holístico.
Respetar el ciclo de las estaciones
Si usted decide seguir una alimentación holística, un elemento importante que hay que tener en cuenta es recuperar el ciclo de las estaciones. Al comer frutas y verduras de temporada, obtiene beneficios de la naturaleza.
Hoy en día es normal encontrar frutas y verduras de todas las estaciones en las estanterías. Pues bien, se ha demostrado que la calidad gustativa y nutricional de los alimentos se ve afectada en caso de repetición de un mismo cultivo. Arar demasiado profundamente también empobrece el suelo.
¿Y si su cuerpo siguiese el ritmo de la naturaleza? La nutrición holística anima a desarrollar una producción local, a respetar la maduración de la fruta o de la verdura y a disminuir el tiempo de transporte con el fin de reducir la emisión de gas de efecto invernadero, tanto para el bien de los humanos como el de todo el planeta.
¿Cuáles son los beneficios de la nutrición holística?
Por todos estos aspectos, la nutrición holística contribuye a proporcionarle una mejor salud física : buen control de su peso, mejora de su salud digestiva y de su sueño, fortalecimiento de su sistema inmunitario, reducción de los dolores…
También puede tener efectos positivos en las funciones cerebrales. Al renunciar a la mala alimentación, se disminuye el consumo de pesticidas, de fertilizantes o de hormonas, que pueden afectar al funcionamiento del cerebro e incluso a la capacidad de decisión (4).